lunes, 24 de enero de 2011

La homofobia está en los "Cuevas" ¿y es la hora de salir?

Por Francisco Rodríguez Cruz, tomado de Paquito el de Cuba.

http://paquitoeldecuba.wordpress.com/2011/01/24/la-homofobia-esta-en-los-“cuevas”-¿y-es-la-hora-de-salir/

 

Tal y como les dije tres meses atrás en medio de mi polémica con el colega Luis Luque, cuando pronostiqué que la discusión pública sobre los derechos de las personas LGTB más temprano que tarde tomaría mayor temperatura en la sociedad cubana, acaba de comenzar una pequeña guerrita de emails sobre el asunto, a partir de un mensaje homofóbico que supuestamente envió un televidente al programa “Pasaje a lo desconocido”, luego de la exhibición semanas atrás del documental “Tabú”, sobre la diversidad sexual, con la comparecencia en el estudio de la directora del CENESEX, Mariela Castro Espín.

Como he estado casi fuera del “aire” cibernético por los motivos que conocen, por suerte me encuentro ya con que más de un amigo del grupo HxD respondió a los endebles argumentos del firmante, Oscar Cuevas Romeros, de Santa Clara (el pobre, cómo debe sufrir en esa ciudad emblemática de la diversidad sexual).

Con sintética precisión y en combativa y bien argumentada carta abierta, Camilo García y Alberto Roque explican muy bien tanto el contenido como las posibles intenciones ocultas que podrían andar detrás de la extensa circulación por correo electrónico de este ponzoñoso texto, cuyo contenido también ambos reproducen.

Así que mi opinión sobre el asunto irá en clave de humor, como una parodia de ese juego infantil de mi niñez sobre el cual también una vez les conté, cuyo estribillo decía “El conejo está en la cueva y es la hora de salir…”
Así, de los seis puntos que mencionas, estimado Cuevas del bello Oscar —nada que ver con las Cuevas de Bella Mar— te puedo comentar lo siguiente:

Primero:
Reinaldo Taladrid, conductor del espacio, nunca va a quedar bien con todo el mundo cuando aborde temas como este. Porque si bien a ti el polémico presentador te pareció “noble”, “con un rostro tímido y diferente, más bien complaciente, asustadizo” frente a su entrevistada, yo cogí tremendo berrinche al ver la manera en que reproducía y de algún modo daba crédito con sus preguntas a casi todos los lugares comunes y las posiciones más reaccionarias que circulan entre la población heterosexual más intransigente, con una ingenuidad que casi parecía un despiste cómplice de la homofobia. Por suerte, casi todo tuvo apropiada respuesta, dentro de los estrechos márgenes de argumentación que admite un programa televisivo.

Segundo:
Si según lo dicho por ti, “en Cuba no hay manifestaciones de homofobia”, no entiendo entonces por qué afirmas acto seguido que “el cubano tolera a los homosexuales y transexuales”. ¿Quién les pidió —a ti o a cualquier otro— que nos toleren?: Oscar, lo que queremos es que nos RESPETEN, y en el caso particular tuyo: que nos IGNORES.
Debo darte además una noticia mala y una buena: la primera es que no solamente “los hospitales de nuestro país hoy no pudieran funcionar” sin las personas LGTB —como afirmas homofóbica y prejuiciosamente—, sino que otras muchas instituciones, servicios y organizaciones sentirían grandemente nuestra ausencia. Pero por suerte, Oscar: la orientación sexual y la identidad de género NO SON CONTAGIOSAS (ese miedo solo lo sienten a veces quienes llevan en el alma la Bayamesa —orientación homosexual oculta—, tienen miedo a reconocerlo ante sí mismo, y un feliz día dicen ¡Eureka!)
Además, siento mucho que te “desagrade” —según tu torcida apreciación— el empeño del CENESEX y de Mariela por hacer lo que llamas  “una tormenta en un vaso de agua”. Te informo, sin embargo, que muchas cubanas y cubanos homosexuales, bisexuales y transexuales todavía consideramos la meritoria labor de esa institución como “una gota de agua en un océano” de prejuicios como los tuyos.
Así que, coge paciencia, porque entre todos, todas y todes (la intersexualidad es otra realidad oculta)  nos encargaremos de formar un ciclón en una palangana, luego un huracán en una piscina y hasta “si me dijeran, pide un deseo, yo pediría un rabo de nube…” desde la punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio.
Pero te doy la razón en un aspecto: a mí también me “irrita” el comportamiento grosero de muchos “individuos”, que “al igual que al delincuente y antisocial común”, manifiestan su homofobia con chistes o alusiones constantes sobre los “maricones”, maltratan de palabra y de obra a mujeres, ancianos, negros, impedidos físicos o personas LGTB, profieren obscenidades en los ómnibus, toman bebidas alcohólicas y arman trifulcas, en fin, esas expresiones machistas o hegemónicas típicas lamentablemente bastante extendidas, que no sé si a ti te escandalizarán tanto como las posibles conductas inadecuadas de algunas personas no heterosexuales, las cuales, por cierto, no describes en detalle: ¿A qué llamas “comportarse y cumplir las normas elementales de conducta social”, en nuestro caso? ¿A que mi pareja no me pueda dar un beso dentro de una estación de policía o a que una pareja homosexual intercambie la más simple muestra de afecto, como ir de la mano o pasar el brazo por encima del hombro o por la cintura, en algún lugar público? Si tu molestia responde a razones como estas, te auguro un síndrome de irritación permanente en un futuro cercano.

Tercero:
Te “fastidian” mucho —según refieres— “las contantes comparaciones” al tratar el tema de la “libertad de género”, entre Cuba y las tendencias actuales en los países de la “vieja y culta Europa”. No debes vivir muy “fastidiado” entonces, porque es ínfima la proporción que ocupan esos temas en nuestros medios de comunicación, sobre todo si los comparas con los de esa Cuba de “rumba, tabaco y ron” con la cual te sientes tan identificado.
Dices que ese “gran ajiaco cultural nunca fue sazonado con lesbianas y homosexuales”, lo cual evidencia tal vez tus ineptitudes culinarias o desconocimientos históricos: ¿no será que somos como la sal, aquel regalo que el Rey de la fábula rechazó, y luego tuvo que admitir como uno de los condimentos más preciados, aunque invisible y subvalorado?
Ah, y recuerda que como somos “isleños caribeños que no nos parecemos a nadie más” —de acuerdo con tus propias palabras—también hicimos “un cambio tan brusco en la manera de pensar, en la idiosincrasia y en el comportamiento” como la Revolución, hace ya 52 años, para beneficio de todas y todos. En este terreno del respeto al derecho a la libre orientación sexual e identidad de género, el aprendizaje —contrario a lo que dices— ha transcurrido con dolorosas y terribles experiencias, muy lentamente.

Cuarto:
Ojalá un día Cuba pueda destinar “millones de dólares” a las campañas por el Día mundial de Lucha contra la Homofobia, como aseguras que sucede ahora.  Supongo que cuando eso ocurra, tanto tus problemas como los míos estarán resueltos casi todos, y con tanto dinero que tendríamos para ese asunto, a lo mejor hasta ya te percataste de tus atavismos culturales en materia de diversidad sexual.

Quinto
Yo también preferiría que gastáramos recursos en muchas, muchas, muchas cosas útiles, necesarias y lindas, algunas incluso urgentes, como varias de las que mencionas en el campo de la salud pública, y en otras muchas esferas de la vida cotidiana. Pero primero me parece que tendríamos que tener el dinero, o esperar al arribo del comunismo científico en un mundo utópico sin la dictadura implacable del capital.
Mientras tanto, hay que ganarse los pesos con nuestro trabajo y repartir los quilos entre todas las urgencias humanas, con la mejor sabiduría y sensibilidad posible, donde ningún sufrimiento o tristeza es menor o peor que otro: ni tu infertilidad, ni la cirugía de reasignación sexual de una persona transexual que lo requiera, merecen discriminación.

ÚLTIMO:
Tienes “confianza” en que “consulten al pueblo”, pero a la vez recelas de nuestro Parlamento y lo acusas de “cocinar” propuestas a sus espaldas —supongo que aludes así al proyecto de nuevo Código de Familia que todavía no circula entre los diputados, pero que está previsto en el plan de la actual legislatura, para satisfacción de las personas LGTB y la inquietud de muchos homofóbicos que presuntamente podrían estar retardando su discusión, solo porque incluye entre las propuestas de modificación la unión legal entre parejas del mismo sexo—.
Además juzgas y casi condenas con evidente mala intención a otras instituciones de nuestro Estado, el mismo que representa al pueblo que —según tú— “ha demostrado en estos más de 50 años no estar equivocado”. Así que te pregunto, igual a como me dicen a veces los “comecandelas” que critican a la Revolución cubana: ¿tú estás con los indios o con los cowboys?
En fin, Oscar Cuevas Romeros, como expresas al final de tu confuso y confundido mensaje, “otro gallo cantará un día”: ¡KIKIRIKÍ, fuera la homofobia de AQUÍ!
enero 24, 2011

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