lunes, 20 de diciembre de 2010

Cancillería de Cuba concierta con sociedad civil voto en ONU

Por Francisco Rodríguez Cruz (Paquito el de Cuba)
Los lunes son sagrados para mí, porque es mi día de descanso, pero esta mañana tuve que hacer una excepción: el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, nos invitó a una reunión sin precedentes, para escuchar criterios de la comunidad LGTB y del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) —incluyendo a su directora, Mariela Castro Espín—, sobre cuál podría ser el voto de Cuba este martes 21 de diciembre en la Asamblea General de Naciones Unidas, en relación con la enmienda que presentó Estados Unidos para volver a incorporar una mención explícita a la discriminación por orientación sexual en la resolución periódica de condena a las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
Como recordarán, el pasado 16 de noviembre Cuba votó en la tercera comisión de ese organismo internacional a favor de una enmienda promovida por países africanos, la cual —al ser aprobada por el estrecho margen de 79 votos a favor, 70 en contra, 17 abstenciones y 26 ausencias—, suprimió la referencia a la orientación sexual como una de las causas reprobables para tales ejecuciones, lo cual motivó mi carta abierta de desacuerdo dirigida al canciller —entre otras respuestas de la sociedad civil en la Isla, que incluyó además la rápida reacción de otros blogueros cubanos y su reflejo en la prensa—, pues de hecho nos sumábamos así al grupo de naciones que contemplan a la homosexualidad como un delito dentro de sus legislaciones.
El 1ro de diciembre pasado, en un primer encuentro similar al de este lunes, el Ministro nos convocó a la cancillería a miembros de la comunidad LGTB y directivos del CENESEX,  para asegurarnos que no había cambios de política en relación con la oposición de Cuba a cualquier forma de discriminación y en la promoción del respeto a la libre orientación sexual e identidad de género, y ofrecieron además trabajar más estrechamente y de modo conjunto con el CENESEX y los grupos LGTB de la Isla. Ello también tuvo repercusión en agencias de prensa e importantes medios digitales, y arrojó como primer resultado un contundente comunicado de la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas
Así que ya no me pareció tan sorprendente —aunque sí muy positivo— que nos volvieran a convocar al Ministerio de Relaciones Exteriores, esta vez para exponernos las circunstancias y complejidades diplomáticas alrededor del ejercicio que tendrá lugar este martes en Naciones Unidas y oír nuestros opiniones al respecto, en una reunión muy útil que se prolongó durante más de dos horas.
Junto con Mariela Castro, participaron en este nuevo intercambio el doctor y activista gay Alberto Roque, quien preside la sección de diversidad sexual de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES); Nery Lázaro Álvaro, coordinadora de mujeres lesbianas y bisexuales en CENESEX; y Rita María Pereira, jurista y también colaboradora de esta institución del Ministerio de Salud Pública.
Por el MINREX estuvieron presentes, además de su titular, el viceministro Abelardo Moreno; Anayanci Rodríguez y María del Carmen Herrera, directora y subdirectora de Asuntos Multilaterales respectivamente; y Margarita Valle, especialista de esa misma dirección.
No podría adelantarles aunque quisiera, cuál será la postura de Cuba en esta oportunidad, porque eso dependerá de múltiples factores sobre los cuales todavía hoy no había absoluta claridad, y en última instancia, es una decisión que compete a la cancillería. Pero sí puedo comentarles que todas las variantes posibles de actuación fueron consideradas durante este encuentro,  y les garantizo además que las posiciones de nuestra comunidad LGTB fueron expuestas con toda claridad y energía.
Esta posición de principios comprende la intención política de continuar profundizando en el reconocimiento de los derechos de nuestros ciudadanos en cuanto a la libre orientación sexual e identidad de género; el propósito del MINREX  de coordinar con CENESEX una posición más activa de Cuba en estos temas en el ámbito internacional a mediano y largo plazo, en concordancia con el interés y los avances mostrados por América Latina en esta materia durante los últimos años; así como las justas preocupaciones que tenemos las personas LGTB en la Isla sobre los tratos discriminatorios extremos —incluyendo la persecución penal, los crímenes de odio y otras violaciones de los derechos humanos— que sufren los miembros de estas minorías en muchas otras partes del mundo.
Supimos, además, que esta condena a las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias —aunque como todos los pronunciamientos que emite la Asamblea General, tampoco es vinculante ni va a incidir en un cambio radical alrededor de estas injusticias que en Cuba afortunadamente no padecemos, pero rechazamos en todas sus variantes— es una de las resoluciones más controversiales e históricamente manipuladas desde el punto de vista político en el seno de la Asamblea General.
Esta súbita preocupación del gobierno de Estados Unidos por incluir nuevamente una mención a la discriminación por orientación sexual —muy justa en su contenido— contrasta con el comportamiento anterior de la diplomacia norteamericana, pues en los anteriores ejercicios similares del 2006 y el 2008 ese país se abstuvo de apoyar el documento en su conjunto, lo cual a cualquier observador neutral le debiera resultar —como mínimo— muy sospechoso.
De todos modos, suceda lo que suceda este martes 21 de diciembre —y confío en que la decisión final será más congruente con nuestra política interna que la votación anterior—, estoy convencido de que ahora hay mayor conciencia en el gobierno cubano —en particular del MINREX— sobre la importancia que tiene este tema de la lucha contra la discriminación por motivo de orientación sexual e identidad de género también para nuestro ámbito doméstico.
Y como moraleja adicional, creo que este episodio demuestra cómo es posible realizar acciones para incidir y fortalecer alianzas entre nuestra sociedad civil y las instituciones gubernamentales, en función de avanzar más rápidamente en el reconocimiento jurídico y debida protección de los derechos sexuales —de forma explícita dentro la legislación nacional—, para garantizar su total disfrute por las cubanas y los cubanos; y en solidaridad con todas las personas LGTB del planeta.

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